- ¡¡¡Viernes, viernes,
viernes…Por fin!!!
- Noooo…¡¡¡Pelusas!!! ¡¡¡nos
atacan las pelusas!!!!!
- ¡¡¡Utiliza la
fuerza!!!
- ¡¡¡No sé dónde
encontrarla!!!
- La encontrarás… en
la aspiradora….
- Nunca tuviste un
detalle conmigo…
- Te compré lo que
necesitabas…
- Necesito ayuda y
comprensión, ¡NO APARATITOS!
- ¡Cariño! Se nos
reproducen los electrodomésticos…
- ¡Calla! Y pon la
lavadora
- Pero, pero… No sé.
Hay infinidad de colores aquí…
- Yo, ya no puedo
seguir haciendo esto sola… O cambias… … … o esto se HA ACABADO!!!!
En la actualidad…
En algún lugar de la
Península Ibérica
Día: Charli
Hora: Zulú Eco
Se escuchó cómo
alguien abría la puerta. El ruido hacía pensar que quien llegaba lo hacía sin
preocupaciones (vamos, como todos los días). Era él. Al entrar vio a su mujer
que en esos momentos cruzaba hacia el fondo de la casa. El la miró, pero bien
mirada, y sólo pensaba en lo guapa que iba. Estaba como en una cena de gala,
maquillaje perfecto, ropa bien conjuntada, sonriendo a su marido.
Él rápidamente se
acercó, le dio un beso, sonrió y le dio una leve palmadita en el trasero… - “ Luego
hablamos tú y yo… Ya me entiendes…” - Dijo el hombre con seguridad.
Y se fue al dormitorio.
Con paso triunfante. Erguido cual guerrero después de ganar la batalla
definitiva. Se despojó de sus ropas, se puso más cómodo y pidió beber (sí,
cerveza, has acertado)
Día: Charli
Hora: anterior a la
Zulú Eco
Ella había llegado
pronto. No había tráfico y los niños salieron puntuales del colegio. Agotada
del duro día de trabajo, se dispuso a hacer algo de cena y a recoger chismes y
juguetes que llevaban días tirados. No tuvo tiempo de hacer mucho más. Los
críos no paraban de correr y molestar, y lo peor de todo es que lo hacen
siempre donde uno está. Que te vas al salón… allí están. Que te vas a la cocina…
Allí van. Que te vas al baño… allí se sientan, mirándote mientras tú haces pis…
Sin tiempo para más,
mientras ibas por el pasillo oíste cómo se abría la puerta. Te paraste a ver
quién era (aunque sabías perfectamente quién era, no puede ser más que una
persona…)
Y aparece él,
sonriente y despreocupado. Se para y ves cómo te mira y te sonríe… - “¿¿¿Y este
qué hace mirándome fijamente de arriba abajo???” “¿¿¿Pero qué mosca le ha
picado??? Si llevo la ropa sucia de los niños, el rímel corrido, un pijama 2
tallas más grande y un batín de guatiné!!! ¡¡¡Este es tonto!!! De repente se te
acerca y te susurra al oído – “Luego hablamos tú y yo… Ya me entiendes…”
Ves como se dirige al
dormitorio y sigues pensando. – “¿Pero que leches me ha dicho? Míralo como anda. Parece que acaba de ganar
la guerra. ¡¡¡Anda!! Ya me la monto! Ya dejó la ropa tirada en la cama. ¡¡¡Oye!!!
¡¡¡Que no hay manera con este hombre!!!”
- “¡Qué, cariño! ¿Ya
tienes todo hecho?” Dijiste con voz sarcástica.
-- “Dime, amor. No te
escuché. Me voy a tomar algo que vengo agotado”
- “Y los demás, ¿no
estamos agotados?” Volviste a decir, con voz ya no sarcástica…
-- “Bueno chica, no
sé. Tampoco hay que ponerse así. Solo es una cerveza.” Dijo el guerrero.
- “Y yo, ¿me he tomado
algo desde que he llegado? ¿Acaso me he sentado a no hacer nada? Habrá que recoger
y hacer las.” Respondiste… “Distas mucho de ser el Marido Perfecto”.
Ufff. Eso duele. La
miraste algo molesto. Pero cuando ibas a meter la pata diciendo alguna
barbaridad, te diste cuenta, al verla, de que llevaba algo en las mano y de que
ya no llevaba ese vestido que tan bien le quedaba. – “¿Pero cuando se ha
cambiado de ropa?”, pensaste.
-- “Niña, ¿que llevas
puesto?”. Le dijiste algo extrañado
- EL TRAJE DE NOCHE!!!
NO TE J***!!!
Ahí te diste cuenta de
que la cerveza podía esperar y de que ya habías dicho la barbaridad esperada.
- “Vale cari, ya voy.
Se te notaba en la voz que estabas un poco acoj*****”… - “Dime qué tengo que
hacer”.
Mala respuesta, o mala
contestación o mala pregunta… Elige lo que quieras.
- “¿Cómo que qué
tienes que hacer? ¿Acaso soy tu madre? Tú verás. Habrá que bañar a los niños,
recoger la ropa, poner alguna lavadora, terminar de preparar la cena, poner la
mesa, preparar mochilas de mañana…”
Ay ay ay…. Si hubieras
estado atento a los capítulos anteriores en vez de tomar cervecitas…..
Te aconsejo que
“ayudes” en lo que te queda de noche. No discutas. Ya sabes poner lavadoras.
Seguro que sabes poner la mesa y seguro que sabes preparar lo del día
siguiente. Y si no, pregunta a los niños que seguramente sepan más que tú… Y
los niños casi casi ya se bañan solos…
¡¡¡Madre, madre, madre!!!
¿¿¿Que voy a hacer contigo???
En capítulos
siguientes, te enseñaré a llevar la rutina diaria. No duele, no cansa, y encima
te dará tiempo a tomar tu cervecita…
Ah! Y recuerda: procura
no hablar con tu mujer esta noche de lo que tú y yo sabemos, no vaya a ser que
duermas en la caseta del perro…
El Sr. Marqués, maridín
IG: @elsenormarques
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